Apoya a los activistas que defienden los derechos LGBT en África

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Por: Amnistía Internacional
30 Abril 2010

Apoya a los activistas que defienden los derechos LGBT en África

La discriminación de lesbianas, gays, bisexuales y personas transgénero es tristemente habitual en la mayoría de los países africanos. El colectivo de activistas que defienden los derechos de las personas LGBT en África sufre hostigamiento y, a menudo, intimidación. Algunos son detenidos, recluidos y sometidos a malos tratos.

Muchos países africanos criminalizan las relaciones sexuales consentidas entre personas del mismo sexo. En 2009 se presentó al Parlamento de Uganda un Anteproyecto de Ley contra la Homosexualidad que establece la pena de muerte y cadena perpetua para algunos de los delitos.

Algunos países africanos han planteado legislación, o lo están haciendo en la actualidad, que va más allá y convierte la “promoción de la homosexualidad” en un delito nuevo y mal definido. Esa legislación puede utilizarse fácilmente para perseguir a activistas que defienden los derechos de las personas LGBT.

El Estado no es el único origen de las amenazas a activistas. Posiblemente las mayores presiones y represalias proceden de la familia, el vecindario, la comunidad y dirigentes religiosos, pero entonces el gobierno a menudo se abstiene de proteger a los activistas que ejercen sus derechos fundamentales a la libertad de expresión, reunión y asociación.

Joel Nana es un activista de Camerún que vive en Sudáfrica y trabaja para lograr que se formulen políticas inclusivas de prevención del VIH para las personas LGBT y para que estas personas tengan acceso a servicios de apoyo y tratamiento para el VIH/sida en todo el continente. Afirma: “Para la mayoría de mis compañeros es realmente heroico dar la cara y hablar claramente sobre los derechos de las personas LGBT; así son las cosas en casi todos los países de África”.

“He conseguido protegerme frente a algunas formas de abuso. Pero la mayoría de los compañeros que defienden los derechos de las personas LGBT sufren presión e incluso represalias. No sólo de la policía, sino también de dirigentes religiosos, los vecinos, su propia familia. Cuando te mueves en un entorno como ese, saber que la gente te apoya a ti y a tu trabajo, ya sea cerca o desde lejos, es muy importante.”