EL PAÍS | ANA GABRIELA ROJAS | Nueva Delhi 28/11/2010
La capital de India vive el primer desfile del orgullo gay desde que se anulara una ley colonial que castigaba las relaciones homosexuales hasta con 10 años de cárcel.
Esta es la primera vez que no somos criminales por manifestar nuestra homosexualidad abiertamente. «Al fin podemos celebrar la diversidad sexual», decía hoy en las calles de Nueva Delhi el cineasta Ranjeev Monga. La de hoy es la tercera marcha del orgullo gay, en tres años consecutivos. Pero es la primera después de que el Tribunal Supremo de Nueva Delhi revocara en julio de 2009 la ley 337 del Código Penal, que se remontaba a 150 años atrás y que calificaba las relaciones sexuales homosexuales como una «ofensa antinatural», castigándolas hasta con 10 años de prisión. Aunque fue aplicada en muy pocos casos, la comunidad gay asegura que era un arma de la policía para acosarlos constantemente.
Las cosas están cambiando muy rápidamente en India, explica Monga. «Yo crecí traumatizado porque nadie me aceptaba, pero en los últimos tres años se ve mucho más apertura en la sociedad. Ahora estamos aquí bailando en público», dice. Aunque no ha sido un camino fácil: su familia le presionaba a que tuviera un matrimonio heterosexual y tuviera hijos «y luego hiciera lo que quisiera por lo bajo». Pero el cineasta asegura que no quiso llevar una doble vida, como la que muchos homosexuales se ven obligados en India.
El desfile de hoy ha sido mucho más festivo y más concurrido que los dos anteriores. Miles de personas marchaban entre banderas y globos multicolores. La presencia policial ha sido mucho menor y más relajada (el primer año había casi tantos policías como manifestantes). «Ahora ya no nos pueden hacer nada, ¿no?, Somos ya libres de ser gays. ¡Ustedes también atrévanse a salir del armario!» le gritaba un transexual a un grupo de policías que no podían contener la risa.
También se vieron más familias apoyando a los gays. «Estoy orgullosa de decir que mi nieto es gay», decía la pancarta que traía la sonriente abuela de Sambhav Kumar.
«Este es un festejo, sin duda, pero también sigue siendo una reivindicación: la discriminación y violencia contra los homosexuales sigue», asegura Arushi Singh, que trabaja en una ONG. Y son las lesbianas quienes tienen todavía mayor presión, agregan los activistas. «Es todavía más duro para las mujeres, la gente no se imagina que dos de nosotras, que somos consideradas inferiores, puedan llevar una vida juntas», asegura Dipa Zaveli, que vino de Bombay para acudir a la marcha.