Puerto Rico tiene una historia complicada y muchas veces contradictoria en torno al género y la sexualidad. Aunque recientemente se han tomado iniciativas -tal como la aprobación del Proyecto de ley que prohíbe negar el trabajo a alguien por su género o su orientación sexual, y la inclusión de las parejas del mismo sexo bajo la protección de la ley contra la violencia doméstica- que constituyen sin duda los pasos hacia el camino correcto, aún queda mucho hasta asegurar la igualdad.
El Proyecto contra la discriminación mencionado más arriba, en su primera versión pretendía ofrecer al ciudadano una amplia protección contra la discriminación no solo en el lugar de trabajo, sino también al momento de solicitar y recibir servicios gubernamentales. Aunque muchos han criticado la versión descargada del Proyecto contra la discriminación que se hizo ley al final, aún así es muy significativo; considerando que fue solo en 2005 que las relaciones sexuales consentidas entre adultos del mismo sexo fueron despenalizadas [en] debido al dictamen de la Corte Suprema de los Estados Unidos de 2004 según el cual la penalización de las relaciones del mismo sexo es inconstitucional en todo estado y territorio no incorporado de los Estados Unidos, forzando así a una revisión del Código Penal. En 2002 la propia Corte Suprema de Puerto Rico había dictaminado que la prohibición de la ”sodomía” no fue inconstitucional.
Sin embargo, a principios de año la misma Corte Suprema dictaminó que la adopción por parejas del mismo sexo es inconstitucional. Ángeles Acosta y Carmen Milagros Vélez, dos madres puertorriqueñas que han criado juntas a su hija desde su nacimiento, han estado luchando durante años por tener a su familia legalmente reconocida. La única manera para que Ángeles Acosta pueda adoptar a su hija es que Carmen Milagros Vélez, la madre biológica de la niña, renuncie a sus derechos sobre la niña y los deje a su pareja.
Acosta y Vélez han agotado todas la vías de actuación posibles y solo pueden desear que el Proyecto de ley 437 del Senado, que elimina la distinción de géneros como obstáculo para poder adoptar, se haga ley. Su situación es una más entre muchas familias puertorriqueñas que también se encuentran en circunstancias similares.
Estos ejemplos son síntomas de la fuerte reticencia institucionalizada ante el reconocimiento de la diversidad sexual. Esto se origina, por una parte, del miedo de los políticos al sector conservador muy activo y, por otra parte, de políticos como el anterior presidente del Senado Thomas Rivera Schatz que repetídamente ha expresado intolerancia no disimulada a la comunidad LGBT.
La comunidad bisexual
Los bisexuales es el grupo que menos se menciona cuando surge una discusión sobre los asuntos LGBT, volviéndolos prácticamente invisibles. Esto se debe, en parte, al malentendimiento extendido sobre la bisexualidad por lo general.
Para remediar esto, se creó el año pasado en Facebook una página llamada B es de Bisexual. Esta página aspira a informar a la gente sobre la bisexualidad y servir como un medio para contactar con otros bisexuales y compartir recursos, información, historias e ideas. Aunque apenas tiene más de 100 seguidores, es uno de los pocos recursos en la red que se centra específicamente en la comunidad bisexual de Puerto Rico.
La comunidad transexual
Mientras en realidad se ha conseguido cierto progreso que fomenta la aceptación de los gays y las lesbianas, semejante cosa aún no se puede decir para las actitudes frente a las personas transexuales y transgénero. Por lo general, los transexuales sufren mucha más discriminación y marginalización que los gays y las lesbianas.
Los transexuales se ven forzados a acatar las expectativas sociales de género y sexualidad; los que se consideran muy evidentes siempre serán menospreciados y, en el peor de los casos, estarán expuestos al riesgo real de daños físicos. Muchos han sido víctimas de crímenes movidos por el odio [en].
A pesar de todo, mucho se hacen para cambiar las cosas. El año pasado se lanzó en Puerto Rico Queer Filmfest el documental ”La aguja”, dirigido por Carmen Oquendo-Villar y José Correa Vigier, que consiguió reseñas positivas y un gran número de presentaciones tanto en Puerto Rico como en los Estados Unidos, la más reciente de ellas en el Festival de Arte Venezolano que tuvo lugar en Nueva York en noviembre de este año.
La película presenta a los espectadores una visión a la vida diaria de José Quiñones, un artista de travestismo, que da tratamientos con colágeno relativamente baratos y consejos a todos que van a verlo en su improvisado consultorio cosmético que emprendió fuera de su modesta casa.
poyo a la comunidad
En realidad la voz más fuerte que apoya a la comunidad LGBT se puede encontrar en el terreno de la cultura y en los medios de información ciudadana. El Puerto Rico Queer Filmfest, que este mes cumple sus cinco años, es más que un festival de películas; pretende informar al público en general sobre la diversidad del género y de la sexualidad y fortalecer las alianzas con otras organizaciones LGBT.
Lo mismo se puede afirmar del Festival de Teatro del Tercer Amor.
La página de Facebook de LGBT Puerto Rico se dedica a dar a conocer asuntos LGBT y promueve reuniones, festivales y otras actividades relacionadas con la defensa de la comunidad LGBT.
Estos son solo unos pocos ejemplos de la lucha en desarrollo para la visibilidad y el reconocimiento de los derechos LGBT en Puerto Rico. En futuras publicaciones de esta serie se analizarán muchos más proyectos y recursos para ayudar a la comunidad LGBT y para educar al público general.
Fuente: https://es.globalvoicesonline.org/2013/12/04/cual-es-la-posicion-de-puerto-rico-sobre-los-asuntos-lgbt/